De motivos y relatos

Ayer, en clase de Psicología de la Motivación y la Emoción, dimos las necesidades sociales, que son aquellas que los seres humanos aprenden del ambiente social o cultura en la que viven (al contrario que las básicas, que son de caracter innato). Las tres principales son logro, poder y afiliación. Estas tres necesidades están presentes en todos las personas, pero normalmente prodomina una o dos de ellas sobre las otras. Una manera de saber cuál es la necesidad predominante en alguién es la prueba temática de percepción (TAT), propuesto por Atkinson y McClelland (1953), que consiste en presentar al sujeto una serie de imágenes ambiguas durante un máximo de diez segundos y pedirle que escriba una historia corta en cinco minutos sobre lo que le evoca la imagen. Después, se analizan las historias y dependiendo de la temática se puede inferir qué necesidad social es predominante.

Curiosamente, hace mucho tiempo yo hacía un ejercicio similar: cogía imágenes al azar, las miraba durante un rato y luego escribía lo que yo creía que estaba pasando. No lo hacía con el fin de analizar lo que escribía posteriormente, pero, aún así... me parece curioso. Quizá signifique que estoy más loca de lo que creía.

En fin, os dejó con una de las historias que escribí con este método. Es una historia que tiene ya bastante tiempo, más o menos de cuando empecé a escribir, pero creo que os gustará (o eso espero...)

"Ella era la envidia de todas las Damas del Lago de la historia. Bella y serena, se mantenía en una actitud regia fuera donde fuera, pasara lo que pasara, aunque hubiese un problema de tal gravedad que solo pudiese ser comparable con el fin del mundo. Los habitantes del Lago se alegraban de haberla elegido su representante, pues era una Dama soberbia e inquebrantable, prácticamente perfecta.

Y sin embargo...

La luna brillaba a través de la ventana de su alcoba, donde ella permanecía sentada en silla de un rincón. Sus habituales ropajes de brillos y pedrería habían sido sustituidos por un sencillo vestido tono marfil, fresco para aquellas noches veraniegas .Había también en su rostro algo distinto. Un poco menos de seriedad, un pizca menos de autoridad o quizá un pequeño destello de tristeza en sus ojos, tan poco llenos de emoción normalmente. Se mantuvo en ese estado durante largo rato, hasta que un pequeño destello en la orilla le hizo reaccionar. Fue entonces cuando se levantó de su silla, bajo hasta la orilla del lago y se adentró un poco en sus aguas, hasta que estas cubrieron totalmente sus pies. Rebuscó un poco en sus numerosos colgantes y eligió uno de una pequeña caracola. No era muy brillante ni tenía bellos colores en su superficie, mas bien era una caracola bastante mediocre. Se la colocó en su oído y cerró los ojos. Una suave melodía marítima inundó todo su ser, haciéndole recordar un tiempo lejano de ligereza y sonrisas...

De amaneces y atardeceres en la playa...

De un mundo perfecto creado por ellos dos...

Un mundo que se destruyó cuando la guerra llegó a la tierra natal de él y él tuvo que regresar...

Recordó con más intensidad que nunca aquella noche, la noche del 'hasta luego' que se convirtió en un 'hasta nunca'...

'-¿Por qué tienes que marcharte? Hace mucho que no vives en el Lago.¡Nada te une a allí ya!

-Yo no vivo allí, pero si mi padre y mis hermanos, y no me sentiré bien sin haberlos ayudado.

-Ellos son fuertes y seguro que aguantaran. ¿Y si no vuelves?¡Sabes que no podría vivir!

-Sabes que volveré y que nunca te volveré a dejar sola. Es lo único que te pediré en todo mi vida.

-¿Cómo s yo que volverás?

-Porque cuando vuelva quiero que me devuelvas esto, y si es verdad que no vuelvo, mi alma siempre estará contigo, porque ella siempre estará contigo..."

Separó la caracola de su oído. Las lágrimas regaban su rostro, normalmente inmaculado y ahora agrietado por una pasión marchita que la iba consumiendo poco a poco, como un veneno que le iba paralizando el corazón y que sin embargo no deseaba parar de tomar puesto que era la más dulce de las mieles. Era su droga. Era su condena. Y era su promesa. Hacía ya muchos años que la guerra había acabado, llevándose la mitad de su corazón. Hacía también muchos años que ella llegara al Lago tras dimitir la anterior Dama para presentarse a ser la protectora del hogar del que fuera alguien tan importante en su vida. Toda su vida era puro teatro y ella era la marioneta más hermosa, la favorita del público. Sólo cuando el telón de la noche caía, ella salía del escenario y se podría apreciar que no era otra cosa que hilo, tela y madera. Ella había elegido esa vida para evitar otra guerra que rompiera más corazones como pasara con el suyo. Pero a veces, cuando solo las estrellas podían observarla, olvidaba las reglas y los guiones y volvía a ser aquella muchacha inocente que un día entregó parte de su corazón para que al final se perdiera en lo más hondo del oscuro olvido."

Qué os ha parecido? ^^